Mi país me abandona: Ahora soy extranjera en la misma tierra que me vio nacer

Lcda. Yocelyn Guerrero,
 Dominicana desnacionalizada

SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Desde Dominicanos por Derecho compartimos con ustedes esta carta que nos hizo llegar Yocelyn Guerrero, una de las personas afectadas por la política de desnacionalización del Estado dominicano.

Ahora soy extranjera en la misma tierra que me vio nacer. Hoy un grupo de hombres ‘patriotas’ dicen que no soy dominicana. Y si no soy dominicana, entonces, ¿cuál es mi nacionalidad?

Esa es una pregunta que me hago con frecuencia, si me siento tan de aquí, si soy de aquí, si amo nuestra multicolor bandera, si soy loca con el merengue y el concón, si me fascina nuestro carnaval, si me encantan nuestras fiestas patronales, si vibro de emoción al escuchar y entonar las notas de nuestro glorioso Himno Nacional. Por suerte o por desgracia solo conozco este país, mi país, ese del que el Tribunal Constitucional quiere borrar mi nombre.

Me gustaría saber ¿de dónde soy entonces? He perdido el derecho a un nombre y a una nacionalidad con la que nací. Ya que no soy dominicana, ni tampoco soy haitiana, no soy de ningún país. Siempre he pensado que de volver a nacer lo haría en República Dominicana; viví acunada bajo la nacionalidad que con la cual nací, respetando a mi país, estudiando y esforzándome mucho, luchando para salir del montón, para ser ejemplo en mi comunidad, para enorgullecer a los míos y a mi país. 

Hoy resulta que todo lo que soy y he realizado no tiene ningún valor. Ahora estoy agrupada entre las personas que no tienen patria, pero al mismo tiempo no puedo hacer mis maletas, ya que estoy suspendida en un archivo constitucional y no puedo acceder a mis credenciales. No lo considero justo, me siento presa en el limbo, en un vacío legal y social del cual no sé cuándo ni cómo saldré. 

Esta situación tiene gran repercusión en las vidas de los afectados: estudios suspendidos, matrimonios aplazados, hijos sin registrar, inaccesibilidad a los servicios de salud, familias divididas, amistades separadas, personas impedidas de salir del país, y, peor aún, la sentencia ha dividido a los dominicanos en dos grupos: los que la defienden y los que no lo hacen. 

Solo los afectados sabemos lo que se puede sentir no ser nadie, pertenecer a ninguna parte, estar en un limbo legal, social, y hasta moral. No lo creo justo. Mi corazón está muy apenado, lamento que esto suceda en mi amado país, dejar un precedente negativo que resuena a nivel mundial, me apena de verdad. 

Por último, quiero decir que amo a la República Dominicana y a su gente y es el único país que reconozco y conozco como propio y eso no hay tribunal que lo evite. 

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