República Dominicana se parece ahora a la Alemania de años 30, dice Torres Saillant
Silvio Torres Saillant |
Las estimaciones del número de personas afectadas oscilan entre 200,000 y medio millón, la inmensa mayoría de Haití, nación que comparte la isla La Española con la República Dominicana.
NEW YORK, Estados Unidos.- Para el escritor e historiador dominicano Silvio Torres Saillant lo que está ocurriendo en la República Dominicana hoy, en relación con los descendientes de haitianos, se parece más a la Alemania de 1930 que a cualquier otra socidad.
De su lado, el senador estatal Adriano Espaillat, de origen dominicano, dijo que los dominicanos deben presionar por un debate para un cambio de la Constitución.
Senador estatal Adriano Espailla tFE |
“Todo esto está dirigido a los haitianos”, dijo el senador estatal de Nueva York Adriano Espaillat. “Los dominicanos aquí tienen que presionar por un debate nacional sobre esta injusticia. Usted no puede ser ‘nacido en tránsito’ cuando sus padres han estado allí durante 40 años”.
La reseña periodística pertenece al diario NEW YORK DAILY NEWS, que registró las reacciones en un trabajo publicado esta semana.
La ciudadanía de los haitianos en República Dominicana desde hace décadas es amenazada por sentencia judicial
El Tribunal Constitucional de la República Dominicana ordenó la gobierno una revisión de todos los certificados de nacimiento emitidos desde 1929, con el fin de determinar el número de dominicano hijos de extranjeros que nacieron “en tránsito” y se les concedió indebidamente la ciudadanía. Defensores de derechos humanos lo llaman puro “racismo y xenofobia”.
Por Juan González
En 2008, los funcionarios del gobierno de la República Dominicana confiscaron la partida de nacimiento de Juliana Deguis Pierre, de 23 años, que había nacido en esa nación caribeña como hija de inmigrantes haitianos y que nunca había vivido en otro sitio.
Debido a que sus padres no fueron residentes legales, según dijeron las autoridades, ella era en realidad un extranjero “nacido en tránsito” y no tiene derecho a la ciudadanía que le fue otorgada a ella en el momento de su nacimiento.
Deguis Pierre desafió al ataque, y su caso fue decidido por el Tribunal Constitucional de la República Dominicana el mes pasado mediante una decisión que sorprendió a los defensores de los derechos humanos en todo el mundo.
El alto tribunal no sólo anuló la ciudadanía de Deguis Pierre, sino que amenaza la situación de cientos de miles de personas nacidas en ese país desde cuatro generaciones atrás.
Los jueces ordenaron al gobierno la revisión de todos los certificados de nacimiento emitidos desde 1929 ‒el año en que entró en vigor una constitución anterior. Dieron la instrucción a los funcionarios para que determinen la cantidad de niños hijos de extranjeros “en tránsito” a los cuales se les había concedido erróneamente la ciudadanía y que anulen esa condición para todos ellos.
Las estimaciones del número de personas afectadas oscilan entre 200,000 y medio millón, la inmensa mayoría de Haití, nación que comparte la isla La Española con la República Dominicana.
Manuel María Mercedes, presidente de la Comisión Dominicana de Derechos Humanos, lo ha calificado como puro y simple “racismo y xenofobia”.
“"Todo esto está dirigido a los haitianos”, dijo el senador estatal de Nueva York Adriano Espaillat. “Los dominicanos aquí tienen que presionar por un debate nacional sobre esta injusticia. Usted no puede ser ‘nacido en tránsito’ cuando sus padres han estado allí durante 40 años”.
Johnny McCalla, quien por más de veinte años dirigió la Coalición Nacional para los Derechos de los Haitianos en este país, no puede creer lo que está pasando.
“Fue conveniente durante décadas importar haitianos para cortar caña de azúcar y construir carreteras y hoteles de lujo, e incluso su nuevo sistema de metro”, dijo McCalla, “pero ahora no se preocupan por los hijos de esos trabajadores”.
Aún más alarmante, dice el historiador de la Universidad de Syracuse, Silvio Torres-Saillant, es el “ataque a las ideas establecidas de la nacionalidad dominicana”.
Por primera vez, el tribunal se refirió a una “visión cultural común, lenguaje común, y se comparten rasgos raciales", cuando define a la nación dominicana, dijo Torres Saillant. Para él, suena “más a Alemania en la década de 1930”.
Ya a los estudiantes nacidos y criados en la República Dominicana con padres o abuelos haitianos se les niegan las calificaciones escolares o las solicitudes de ingreso, porque no pueden presentar una identificación legal, dice Zenaida Méndez, de la Mesa Redonda Dominico-Americana en Nueva York.
Nuestro propio senador Espaillat está instando a un referéndum en su tierra natal “para reformar la Constitución y arreglar este lío”."
Mientras tanto, McCalla sugiere que “el turismo debe ser un objetivo”.
Si miles de turistas estadounidenses empezaran de pronto boicotear centros turísticos dominicanos idílicos, como Puerto Plata y Punta Cana, recibirían el mensaje allí de que el racismo es malo para los negocios.
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