El sueño

Francisnet Díaz
Especial/Noticias A Tiempo.Net
E-mail: josemlct11@hotmail.com


El autor es periodista y trabaja en Vanguardia de Cuba

Y aquel hombre de pueblo y aquella mujer de pueblo disfrutaban de sus estatus de ciudadanos que nunca antes nadie le habían concedido, solo eran pobres sin derechos ni voz ni voto; y luego sus hijos iban a la escuela sin pagar un centavo, cuando antes ninguno sabía leer ni escribir, y tuvieron trabajo digno y remunerado, y desapareció el desempleo constante, y todos tenían atenciones de salud y medicinas por doquier, cuando antes jamás habían visto un médico.
Y tenían una casa nueva, hermosa, amplia, muy diferente a la casucha en la que vivían, y les proveyeron de alimentos, ya no más supieron del hambre, y les dieron telas y ropa, mucho mejor que la casi desnudez en el pasado. Y podían proponer y elegir a representantes políticos, y sus votos contaban para cambiar, o no, su país, y siempre eran tomados en cuenta y eran escuchados y eran parte de la vida de la nación.

Pero, no comprendieron todo aquello que les ofrecieron, no entendieron a quienes les hicieron ciudadanos, y les dieron estatus y educación, trabajo y salud, casa y alimentos, dignidad y derechos, participación y voto.

Y comenzaron a escuchar a quienes antes les otorgaron pobreza y hambre, a quienes les despreciaban y humillaban, a quienes no los tenían en cuenta, a quienes los consideraban ceros a la izquierda, esa misma izquierda a la que ahora viraron las espaldas, aquel hombre de pueblo y aquella mujer de pueblo.

Y todo volvió a ser como antes, y volvieron a no ser nadie, y otra vez regresó la pobreza y la tristeza, el dolor y el sufrimiento, y se dieron cuenta que todo había sido un sueño, un sueño hermoso y tan real que pudieron destruirlo con sus propias manos.

0 comentarios: