Bosch, el cristiano

Pedro Dominguez Brito
Especial/Noticias A Tiempo
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Santiago, República Dominicana.-Con el siempre recordado padre Ramón Dubert conversaba mucho sobre políticos y religión. El tema era más recurrente en tiempo de elecciones, cuando aparecía algún funcionario o dirigente partidista vendiéndose como más católico de la cuenta, o cual inquisidor acusando a otros de no serlo.

“¡Pedro, se le nota en la cara, es un falso, ese no se sabe ni el Rosario!”, me decía incómodo ese gran sacerdote al observar a algún politiquillo hablando de Dios, con una Virgen de La Altagracia detrás de su blasfemo escritorio.

Hablar embustes conscientemente y tratar de destruir reputaciones a la franca no era exclusivo de los famosos, pues también era común entre los politicastros insignificantes, esos papagayos amorfos que eran apenas masa que el panadero de la vida moldeaba a su antojo.

Ellos juraban que si mencionaban al Ser Supremo las urnas se llenarían fácilmente, cuando la realidad era que el pacto lo hacían con Lucifer, y así las cosas nunca hubo tal intervención divina, que el fraude y la compra de votos eran la causa de sus “triunfos”.

Los protagonistas de los diálogos eran Bosch, Peña Gómez y Balaguer. El primero, hermosamente inmortal como pocos, dizque era ateo; el segundo sano y noble, dizque carecía de firmeza en sus credos; y el tercero… bueno, es algo más complicado de explicar, porque sus reales creencias eran un jeroglífico casi imposible de descifrar, salvo que crudamente eran camaleónicas, es decir, dependían de las circunstancias.

Por todo esto y otros tantos asuntillos más terrenales que celestiales, guardo lo que opinábamos con relación a Elito, figura que todavía adorna o ensombrece algunos altares.

Una vez escuchamos a Peña Gómez afirmar que siendo muy joven había leído “La Suma Teológica” de Santo Tomás de Aquino, su obra cumbre, la cual tiene 14 tomos de pura filosofía, teología y doctrina de los santos. Y dijo que la conocía muy bien. Dubert quedó algo incrédulo con lo expresado por el líder perredeísta. “Pedro, eso es difícil, me gustaría algún día encontrarme con Peña Gómez para conversar sobre eso”.

La oportunidad se dio, y para asombro del jesuita, Peña Gómez era un entusiasta estudioso de “La Suma Teológica”. Fui testigo de ello.

A Juan Bosch, Dubert lo respetaba en grado sumo. Lo definía como humanista a carta cabal y me comentó en múltiples ocasiones que el humanismo de Bosch lo convertía en “uno de los más cristiano de todos nuestros líderes políticos”. Hace 104 años nació en La Vega Juan Bosch, un Apóstol como Martí. Guardémosle eternamente tributo a este dominicano excepcional que de seguro ahora está al lado de Dios, talvez echando párrafos con Dubert.

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