19 de junio de 1949: Expedición de Bahía de Luperón

La idea de derribar a Trujillo por la vía armada era estimulada por la gran oleada favorable a la democracia que recorría a toda América Latina, después de la derrota del fascismo en 1945 durante la II Guerra Mundial.

Fuente, http://diariode3.com/

Por esa razón, con las armas que lograron salvar en Cuba, después del fracaso de Cayo Confites, los exiliados dominicanos a cuya cabeza marchaba don Juan Rodríguez, quien aportó el dinero necesario, y con la ayuda del presidente de Guatemala, el Dr. Juan José Arevalo, quien generosamente facilitó el territorio de su nación, armas y asesoramiento militar, comenzaron a organizar en ese país a mediados de 1948, otra acción armada contra la dictadura de Trujillo.

Los planes originales de la expedición de Luperón, que reunió en principio expedicionarios dominicanos, hondureños, guatemaltecos, nicaragüenses, envolvía la penetración por la vía aérea en República Dominicana por tres lugares diferentes, a lo que se agregaría otra expedición marítima que saldría de Cuba, al mando de Juan Bosch, con más de 300 combatientes. La acción contaba además con apoyo de grupos de la resistencia interna a la dictadura, dirigidos por Fernando Spignolio y Fernando Suarez en Puerto Plata y el Cibao.

El asesor en cuestiones estratégica del general Juan Rodríguez, lo fue el teniente coronel Alberto Bayo, republicano español que años después entrenaría al grupo de Fidel Castro en México para la expedición del Granma.

Los expedicionarios de la zona norte, en la cercanía de Puerto Plata, estarían comandados por Horacio Ornes Coiscou, el grupo de La Vega por el general don Juan Rodríguez, el jefe supremo del movimiento, y el grupo del Sur, por el general Miguel Ángel Ramírez Alcantara, quien junto a Ornes, había participado de manera destacada como jefe de un batallón de soldados en el levantamiento del Ejército de Liberación de Costa Rica que llevó a José Figueres al poder. Ornes, por su parte, fue el jefe de la toma de Puerto Limón, combate que decidió la contienda en Costa Rica. Allí alcanzó el grado de coronel.

El 18 de junio de 1949 desde la base aérea de San José partieron de Guatemala los dos primeros aviones con los expedicionarios a cumplir su misión liberadora en Santo Domingo, con 48 patriotas. El tercero, un hidroavión Catalina, partió del lago Itzabal, al día siguiente, casi de madrugada.

En ruta hacia Santo Domingo, los dos aviones que salieron primero de la base de San José, con 48 combatientes piloteados por aviadores mexicanos, donde venían los dos principales jefes militares de la acción, don Juan Rodríguez y el general Alcantara, por motivos no aclarados hicieron ese día una escala no acordada en el plan de vuelo, en el aeropuerto de Cozumel, en la península de Yucatán, territorio de México, lugar donde todos los expedicionarios fueron inmediatamente apresados. No así los pilotos mexicanos que fueron puestos en libertad y de inmediato desaparecieron.

El avión Catalina, piloteado por tres norteamericanos bajo contrato, con once hombres a bordo comandados por Horacio Julio Ornes Coiscou, quien ignoraba lo ocurrido en Cozumel, alcanzó nuestro territorio amarizando en la pequeña bahía de Luperón, el día 19 de junio al atardecer.

El apresamiento de los 48 expedicionarios de esos dos aviones en México, noticia que en lo inmediato fue trasmitida al mundo, enteró a Trujillo, quien de inmediato puso en alerta sus fuerzas armadas. Por esa razón, el hidroavión que logró amarizar al anochecer del día 19 de junio al mando de Ornes Coiscou, fue prontamente detectado por una fragata de la Marina de Guerra.

Además, si bien los expedicionarios pudieron desembarcar en la bahía del pequeño pueblo de Luperón, con confuso incidente debido a la oscuridad de la noche ocurrido entre ellos mismo, con el saldo de un motivó la orden de retirada y el retorno hacia Cuba. Propósito que no pudo lograrse pues en el hidroavión Catalina encalló en un banco de arena de la bahía, donde fue atrapado y atacado con cohetes y metrallas por el guardacosta de la marina enviado en su persecución.

Murieron en esa acción dentro del hidroavión la tripulación integrada por los norteamericanos John M. Chewing, George Raymond y Habet Joseph Maraot y también los expedicionarios, Federico Horacio Henríquez (Gugú), Hugo Kunhard, Salvador Reyes Valdez, Manuel Calderon Salcedo, dominicanos, y Alberto Ramírez y Alejandro Selva, nicaragüenses y Alfonso Leiton, costarricense.

Sobrevivieron porque se internaron en los montes cercanos, pero al poco tiempo fueron apresados: Horacio Julio Ornes Coiscou, el Dr. Tulio Arvelo, José Feliu Arzeno, José Rolando Martínez Bonilla y José Felix Cordova Boniche, nicaragüense. Fernando Spignolio y Fernando Suarez, los encargados de reunir a los hombres de la resistencia interna para ofrecer solidario apoyo a los expedicionarios de Luperón, fueron delatados por un espía infiltrado en el grupo y asesinados el día 20 de junio.

Contribuido: Museo de la Resistencia Dominicana

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