Desde mi Trinchera: SAGRARIO, CUBA... ¡Y LA OTRA CARA DE LA MONEDA!
Por Félix Jacinto Bretón
Especial/Noticias A Tiempo
E-mail: josemlct11@hotmail.com
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¿Como, realmente, será Cuba? Habrá, en verdad, una dictadura como aseguran algunos? O será tan pobre, habrá tanta miseria, como dicen otros? Esas interrogantes, entre otras muchas, se hacia Sagrario Gómez camino al Aeropuerto Internacional de Las Américas, donde abordaría un vuelo con destino a La Habana.
Tenia muchas inquietudes y algunas preocupaciones ya que había escuchado y leído tantas cosas de lo que supuestamente sucedía en la isla, que hasta temor sentía en algunos momentos, aunque era resuelta su decisión de conocer “a la mayor de las Antillas”.
Estas aprehensiones, para mi, son normales para las personas que visitan por primera vez “a la isla fascinante” -como la llegó a calificar el profesor Juan Bosch- y mucho más todavía cuando se trata de RD donde, por ejemplo, un periódico tuvo “la cachaza” de citar “al gobierno dictatorial de Cuba”, en un comentario editorial sobre la reciente condena de la ONU al bloqueo de EU.
Sagrario, quien viajaba junto a su pequeño hijo Marquito, de 4 años, desde que llegó al aeropuerto José Marti, de la capital cubana, de inmediato se percató, como buena periodista y persona con gran sentido común, que una cosa es la que se dice o se escribe, muchas veces, y otra la que en realidad es.
Y apenas puso un pie fuera de la terminal aeroportuaria, no vio una ciudad amurallada, con tanques y con soldados en la calle, con seria lo lógico en un país que se encuentre bajo “una dictadura” por tantos años. Iba atenta, camino al hotel, y por parte observó a militares con armas largas patrullando.
También le llamó la atención que no viera niños y otras personas en los semáforos, limpiando cristales o vendiendo flores, ni indigentes pidiendo limosnas, escenas que son comunes en las sociedades capitalistas, entre ellas la nuestra.
Su asombro aumentó cuando le tocó caminar por las calles habaneras... sentí vergüenza ajena al recordarme de Santiago, mi ciudad!, me dijo en una breve conversación. Nunca se imaginaba que encontraría una Habana con sus vías “tan impecablemente limpias” .
Sus monumentos, sus parques históricos y de recreo, y sus museos..bien conservados, propio de un pueblo que preserva, ama y defiende sus tradiciones y sus lugares emblemáticos, fueron elementos que le inyectaron una buena dosis de adrenalina a Sagrario.
Le encantó el Parque Acuático, el cual desarrolla un programa de actividades durante todo el día para toda la familia. Se sentía feliz viendo a su pequeño Marquito, y a otr@s niñ@s, disfrutar de las presentaciones propias para sus edades.
La colega permaneció toda una semana completa en la capital cubana. Recorrió, junto a Marquito, cuantos lugares quiso, a cualquier hora del día y durante la noche. Nunca tuvo problemas. En Cuba hay seguridad total al caminar por las calles. Cuando ocurre algún hecho lamentable, puede inscribirse como una excepción.
Para terminar, que mejor esta anécdota que Sagrario cuenta muerta´e la risa: Estaba en un establecimiento comercial, ella dice que un supermercado habanero (para mi, una shopping) y su hijo se le “zapatea” sin darse cuenta. Cuando sale a buscarlo desesperadamente, una empleada se le acerca y le dice: Señora tranquila, que si un niño se pierde aquí, se paraliza el país. Su corazón volvió a su sitio. Al rato, otra empleada le entregaba en sus manos a Marquito.
Esa es la Cuba, la que dicen algunos que se encuentra “bajo una dictadura” o que es atrasada, que se hunde en la miseria y que nada hay que ver allí. Para esta gente que piensa así, Sagrario Gómez es la otra cara de la moneda ¡seguimos en combate!
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