Pataleos de la contrarrevolución interna

Por Luis Miguel Rosales
Fuente, https://miradasencontradas.wordpress.com/

De “buena tinta” he conocido las reacciones “en privado” de algunos de los llamados “activistas pacíficos”, devenidos turistas con más kilometrajes de vuelo que los pilotos de cualquiera de las grandes compañías aéreas del mundo. Los funcionarios de las agencias del imperio han entrenado a esos personajes con el contenido de sus manuales para el desempeño de su labor subversiva; pero no han tenido éxito en esta labor, por eso se encuentran en un proceso de reciclaje. Al parecer pretende echar a un lado a la “contrarrevolución analógica” para dar paso a la “contrarrevolución digital”. La historia demuestra que su fracaso ha sido total; pero sobre todo en el aspecto de la discreción.

Todos estos lacayunos subalternos son incapaces de mantener la lengua en reposo y hablan hasta por los codos, sobre todo cuando de sus desconfianzas y recelos internos se trata, dígase fundamentalmente cuando queda en entredicho de cómo, cuándo y quién recibe la mesada correspondiente para “la lucha por la causa”. Ahí es donde los verdaderos defensores de Patria, nos enteramos de sus reconcomios y suspicacias y se evidencian sus verdaderas pretensiones que nada tienen que ver con lograr algo honroso para el país que dicen defender.

Ni corto ni perezoso el lacayo auto titulado “activista” Jorge Luis García Pérez (Antúnez), henchido de placer, porque fue invitado a participar en la acogida que el remanente de la desvencijada y arcaica contrarrevolución asentada en Miami dio a “su Presidente” el 16 de junio pasado y colmado de dicha porque fue mencionado por el mandamás, luego de recibir instrucciones por parte de su oficial de caso, conjuntamente con una mesada extra, se apresuró en declarar que había que logar la “unidad” entre los que “luchaban contra el castrismo”, y se regodeó en repetir en más de una ocasión ante los amanuenses de la emisora anticubana del imperio que cubrieron el evento: “voy a trabajar por la unidad…”. ¿Qué significa esa estridente y desafinada declaración? Primero que todo: que no existe la unidad entre los lacayos del imperio. Segundo que tal unidad no es posible porque en ese artilugio anticubano integrado por personas que han vendido su alma al diablo, cada cual tira para su lado…es decir para su bolsillo. Ya se observa un nada oculto resquemor que poco a poco se trasmuta en ojeriza y tirria entre los demás componentes de este rejuego contrarrevolucionario, algunos de los cuales ya han sido incluidos en las filas del “desecho” no reutilizable.

Antúnez pretende regresar como el elegido del Señor…es decir del Señor Presidente, porque estuvo allí y lo nombraron (y además le dieron instrucciones y dinero); pero la Bertha Soler y José Daniel Ferrer, también fueron mencionados, aunque no estaban allí y ya están diciendo: ¿y a cómo tocamos en esto?. ¿Qué hay para nosotros? ¿De qué unidad estamos hablando? ¿Y si nos “unimos” quién será el cabecilla? José Daniel fue más allá y a lo cortico comentó: “este Antúnez no me cuadra, ni a Bertha ni a mí nos dejaron salir de Cuba y él fue y regresó sin problemas, aquí hay gato encerrado…”
Y no digo más, por ahora…

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