Congreso de EEUU tiene en agenda récord de acciones legislativas sobre Cuba

Rosa Miriam Elizalde
Fuente, Cuba Debate

La batalla legislativa para acabar con la prohibición de viajes de estadounidenses a Cuba está servida en Washington, y es posible que se gane antes de que el Presidente Barack Obama abandone la Casa Blanca. Sería una decisión histórica, como ya lo es el hecho de ser este año fiscal –que comenzó en octubre de 2015 y concluye a finales de septiembre de 2016- el de mayor número de proyectos de ley relacionados con Cuba en el Congreso de los Estados Unidos.

Impulsada por el proceso de restablecimiento de las relaciones entre ambos países, se ha producido una alud de acciones en el Capitolio tanto del ala hostil a la Isla que intenta impedir desesperadamente el avance de la normalización, como de aquellos que se pronuncian a favor de la voluntad mayoritaria de los estadounidenses, que desean el fin del bloqueo y de las restricciones de viajes, como demuestran múltiples encuestas.

En estos momentos existen 22 proyectos de Ley en el Congreso -14 en la Cámara de Representantes, y 8 en el Senado- en el bando que tiene el apoyo de la mayoría de los votantes, mientras navegan en contra de cualquier acercamiento a la Isla otras 40 acciones legislativas -25 en la Cámara y 15 en el Senado.
Para Reinaldo Taladrid, periodista y experto cubano en las relaciones Cuba-EEUU, esta extraordinaria puja en el Capitolio es fruto de la movida del Ejecutivo, ni más ni menos. “Antes muchos políticos serios, cuando no podían justificar la política hacia Cuba te decían ‘todo depende del Ejecutivo’. La vida les dio la razón. ¿Qué ha cambiado? Pues cambió el Ejecutivo y, curiosamente, en la política estadounidense casi todo el mundo cambió y quien no lo expresa en público, lo dice con acciones”, añade.
El proyecto de Ley que promueve la libertad de viajes de los estadounidenses a la Isla, por ejemplo, se presenta todos los años en el Senado, pero esta vez tiene una cifra récord de 48 senadores a favor –casi la mitad de los integrantes de la cámara alta, integrada por un centenar de legisladores. Pocos dudan de que en silencio, sin haber anunciado públicamente sus adhesiones a esta Ley, algunos senadores a la hora de la votación se unan a la propuesta.
De aprobarse la “Ley para la Libertad de Viajar a Cuba de 2015”, como reza el nombre oficial de esta propuesta presentada por el senador Jeff Flake (Republicano de Arizona), establecería que todas las restricciones a los viajes hacia Cuba de ciudadanos o residentes estadounidenses quedan derogadas. También, que el Presidente no podrá prohibir o reglamentar sobre este tema, salvo en estado de guerra o emergencia nacional.
Taladrid considera que si esta ley se lleva a votación en los próximos meses “se puede ganar. Dependerá en buena medida de que el liderazgo republicano permita que se lleve a votación, mientras el bloqueo no se podrá eliminar en su totalidad en este año y no creo ni siquiera que se sometan a votación algunas de las propuestas que ya existen en esta dirección”.

Puja congresional

Ni una sola de estas leyes ha pasado todavía el filtro legislativo después del 17 de diciembre de 2014, cuando los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron el inicio del proceso para la normalización de las relaciones. Lo que se ha desatado desde entonces fue la guerra de las enmiendas, en una dura confrontación que hasta ahora ha anulado las propuestas contrarias al fin del bloqueo a costa de retirar otras a favor de librar a Cuba de sanciones.
Por ejemplo, el año pasado no se aprobó ninguna enmienda sobre Cuba tras el tira y afloja entre los proyectos a favor y en contra. Al campo quedaron, por suerte, algunas barbaridades como la propuesta del representante Mario Díaz Balart (Republicano, Florida), que intentaba prohibir vuelos aéreos desde EE.UU. que aterricen o atraviesen propiedades confiscadas por el gobierno cubano -es decir ningún avión estadounidense podría aterrizar en el Aeropuerto José Martí, de La Habana, o en el Antonio Maceo, de Santiago de Cuba. También prohibiría las licencias o certificados a embarcaciones comerciales que atracan o estén anclados dentro de las siete millas de una propiedad confiscada por el gobierno cubano.
Sin embargo, los expertos consultados por Cubadebate coinciden en que la correlación de fuerzas en el Capitolio a favor del acercamiento a la Isla ha cambiado en los últimos 16 meses, fruto del cambio de la política del Presidente y, también, de la presión entre bastidores de diversos lobbies y los reclamos de múltiples empresas, los Estados de la Unión y de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, de científicos, tanques pensantes y una amplio espectro de la sociedad civil en ese país. Se rompió el círculo vicioso en el que la derecha, liderada por los congresistas cubano-estadounidenses, controlaban la agenda legislativa respecto a Cuba. Y esto ocurre, incluso, en un Congreso liderado por los republicanos.
Pero de ahí a que se apruebe una legislación va un largo trecho. De acuerdo al Artículo I, Inciso 1 de la Constitución de Estados Unidos, el poder de legislar es conferido al Congreso de ese país, compuesto por la Cámara de Representantes y el Senado. Es necesario que ambos estén de acuerdo para promulgar una ley. Sin embargo, cada cámara tiene una misión única, reglas y procedimientos distintivos y diferentes tradiciones, rehenes de las fuerzas en pugna, tal y como se refleja en la magnífica serie de televisión estadounidense House of Cards.
El hecho de que el Congreso no actúa como una unidad eficiente y homogénea, sino como dos entidades que están frecuentemente en conflicto entre sí, hace más difícil avanzar proyectos desde su formulación hasta que se convierten en ley. Según los expertos, el proceso legislativo de Estados Unidos puede ser descrito con bastante exactitud como darwinismo legislativo, en el que solo una pequeña fracción de las propuestas se convierten en leyes promulgadas.
Y esto Congreso, por cierto, deja bastante que desear en cuanto a representatividad de los intereses -la posición frente a la demanda ciudadana en el caso de Cuba es una ejemplo- y la composición del electorado. El 80 por ciento de los congresistas son hombres, mientras solo el 8,9 por ciento son negros -dos senadores y 46 representantes- y hay dos nativos americanos que ocupan puesto en la cámara baja.

Nunca se ha visto tanto entusiasmo

James Williams, presidente de Engage Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
James Williams, presidente de Engage Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Sin embargo, con Cuba “nunca se ha visto tanto entusiasmo” en el Congreso. Lo asegura el líder de Engage Cuba, un grupo de presión bipartidista que promueve el fin del bloqueo y de las restricciones a los viajes. El abogado y cabildero James Williams conversó este miércoles, vía correo electrónico, con Cubadebate sobre el récord de acciones legislativas vinculadas a Cuba, que ahora mismo deambulan en el Capitolio. Él es, al mismo tiempo, director del “súper” Comité de Acción Política “New Cuba” (PACs), una organización que recauda fondos y que tiene el apoyo de influyentes estrategas tanto del Partido Demócrata como del Republicano, además de poderosas empresas que se oponen a las sanciones contra la Isla.
-Hay más de 20 iniciativas legislativas favorables a las relaciones de EEUU y Cuba -14 en la Cámara y 8 en el Senado-. ¿Tiene precedente esto en la historia de las relaciones entre los dos países?
Lo que está ocurriendo en el Congreso es verdaderamente histórico. Nunca se ha visto tanto entusiasmo a favor de levantar la prohibición de viajes y el embargo a Cuba. Aunque han existido campeones firmes a través de los años, como los senadores Patrick Leahy (D-VT) y Jeff Flake (R-AZ), solo desde el año pasado se ha visto una ola de nuevos apoyos de congresistas de ambos partidos. Esto está ocurriendo no solamente a raíz de la decisión del 17 de diciembre de 2014, en que ambos países comenzaron el proceso para mejorar relaciones, sino también porque los ciudadanos estadounidenses han estado clamando su interés por la normalización de esas relaciones. Estos votantes -desde los agricultores en Luisiana y los industriales en Ohio hasta los agentes de viaje en Arizona—quieren poder viajar legalmente y también venderle a un país que está solamente a 90 millas de nuestras costas.
-¿Cómo es posible que en un escenario tradicionalmente de tanta hostilidad hacia la Isla, ahora soplen vientos tan favorables, independientemente de que estas iniciativas lleguen o no a vías de hecho?
Es increíble notar que después de medio siglo de aislamiento, se haya producido tanto progreso en las relaciones de EEUU y Cuba en solamente un año y medio. Podemos señalar algunos hitos: los dos países establecieron relaciones diplomáticas, establecieron bancos correspondientes, llegaron a acuerdos sobre la aviación civil y el medio ambiente, además de restablecer el servicio directo de correo.
Este tipo de logro nos da impulso para enfrentarnos a los obstáculos legislativos restantes en el deshielo de EEUU y Cuba. Mientras se aclara más la perspectiva de que este progreso es irreversible, tendremos más ejemplos para mostrarle a nuestros representantes electos que forma parte de los mejores intereses de los estadounidenses y los cubanos levantar el embargo y la prohibición de viaje.
-¿Cuánto pesan todavía las presiones anti-normalización del lobby cubano-estadounidense en el Congreso?
La influencia del lobby de línea dura cubano estadounidense ha disminuido. Todavía hay algunos congresistas que tienen influencia en el Congreso, pero lo más común entre los cubano estadounidenses es el apoyo al deshielo de las relaciones EEUU-Cuba. Una encuesta publicada en el aniversario del 17-D reveló que una mayoría de los cubano estadounidenses favorecen la normalización de relaciones y el levantamiento de las restricciones de viaje a Cuba. Además, líderes de la comunidad que anteriormente eran pro-embargo hay públicamente han cambiado su posición, como el anterior Secretario de Comercio durante la administración de George W. Bush y el líder empresarial Mike Fernández. Su liderazgo en la comunidad es simbólicamente poderoso para mostrar un rumbo de cambio en este tema.
-De aprobarse antes de que termine el mandato de Obama la Ley de Libertad de Viajes a Cuba de 2015, ¿qué efecto práctico tendría para la Isla?
El deshielo en las relaciones ya ha producido un aumento en los viajes de los estadounidenses a Cuba. La cantidad de visitantes de EEUU ha aumentado un 93 por ciento en los 4 primeros meses de 2016, si se compara con igual período del año anterior. Esto ha resultado en beneficios económicos tangibles para los cubanos que trabajan en el sector turístico. Además, la decisión de la Administración de permitir que comerciantes estadounidenses interactúen con el sector privado cubano ha fortalecido la comunidad emergente, que ahora se estima en medio millón de individuos. Si se levanta la prohibición de viajes este año, el flujo de turistas ayudaría económicamente a los empresarios cubanos. También enviaría un fuerte mensaje a los congresistas de EEUU: si esto ocurre, es cuestión de tiempo que se aprueben otras legislaciones que ayuden a desmantelar el embargo.

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