La “ayuda humanitaria” contada con sangre y fuego
La ayuda humanitaria a Venezuela llega custodiada por militares. Foto: Reuters. |
Por Yunier Javier Sifonte Díaz
Las noticias se extienden como polvo y todos los medios de prensa manejan una fecha única: el 23 de febrero. Según ha dicho la oposición venezolana, ese es el día clave para hacer llegar los cargamentos de “ayuda humanitaria” al interior del país. De acuerdo al discurso del momento, el próximo sábado será una especie de jornada decisiva para quienes pretenden desconocer el gobierno de Nicolás Maduro e imponer la fuerza a la razón.
Sin embargo, ¿qué se esconde bajo el término de “ayuda humanitaria”?¿Qué sucedió con los países beneficiados con la presencia de soldados estadounidenses para proteger la distribución de recursos entre la sociedad civil? La siguiente lista es apenas un breve recorrido por los últimos 25 años, un cuarto de siglo con ejemplos suficientes para aprender sobre las verdaderas ayudas de una intervención militar disfrazada de buenos propósitos.
Somalia 1993: Todo menos la esperanza
Somalia enfrenta desde hace años una severa crisis. Foto: Inside Africa.
“Restaurar la esperanza” fue el nombre escogido por Estados Unidos para llevar adelante su intervención humanitaria en Somalia. Más de 30 mil marines estadounidenses entraron al país con el supuesto propósito de brindar alimento a la población, en medio de un tenso clima de corrupción y guerra civil.
El resultado fueron largos años de divisiones políticas, mayores crisis humanitarias y violaciones de los derechos civiles. Según un artículo publicado por Misión Verdad, para 2006 más de tres millones de somalíes habían salido del país y el hambre y la crisis sanitaria era diez veces peor que al principio de la guerra.
A su vez, Estados Unidos amplió su presencia militar en el país. De acuerdo a reportes de las televisoras Euro News y Al Jazeera, desde inicios de 2019 las fuerzas estadounidenses han incrementado los bombardeos contra grupos rebeldes en la región. Mientras los somalíes continúan como uno de los países con mayores tasas de desplazados por conflictos bélicos y hambruna, la esperanza es lo último que vieron restaurada.
Yugoslavia 1999: Bombas para dividir un país
La población de Yugoslavia vio la fractura de su país. Foto: BBC
El 24 de marzo de 1999 Estados Unidos y la mayoría de los países de la OTAN iniciaron la Operación Fuerza Aliada, una serie de bombardeos sobre Yugoslavia en el marco de la Guerra de Kosovo. Aunque el Consejo de Seguridad de la ONU no sancionó ninguna resolución para condenar una supuesta “limpieza étnica” contra los kosovares, las tropas de la coalición entraron en el combate.
Según un reporte de la televisora Rusia Today, durante los 78 días de campaña se lanzaron más de 2300 misiles y 14 mil bombas, 300 escuelas y 20 hospitales terminaron en ruinas y 40 mil familias perdieron sus viviendas. Cuando las acciones terminaron, 6 mil personas habían quedado heridas y murieron otras 2 mil. El daño económico se estimó entre 30 mil y 100 mil millones de dólares.
Irak 2003: ¿Y las armas de destrucción masiva?
Irak es uno de los países con más migrantes. Foto: Cruz Roja Internaiconal.
Era de noche cuando los primeros misiles cayeron sobre Bagdad. Aunque prácticamente eran esperadas, las decenas de explosiones centraron la atención del mundo en el nuevo conflicto bélico en el Medio Oriente. Apenas iniciaba el 2003 y Estados Unidos buscaba armas de destrucción masiva en uno de los países estratégicos en la región. Luego de los primeros meses de destrucción, llegaría la “ayuda humanitaria” para restaurar lo que nunca debió caer.
Según datos publicados por HispanTV, en los últimos 15 años existen más de 5 millones de personas desplazadas en el país. A su vez, han muerto medio millón de iraquíes y 4 mil soldados estadounidenses. Mientras, un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja habló sobre los serios problemas de acceso al agua potable para un gran por ciento de la población.
El documento también reconoce que “Irak sigue plagada de minas y otros restos explosivos de guerra. Se calcula que hay unos 25 millones de artefactos, especialmente en la frontera con Irán y Turquía, que ponen en peligro a alrededor de 1,6 millones de iraquíes. Por otra parte, se estima que un millón y medio de viudas afrontan serias dificultades para mantener a sus familias”.
Haití 2010: El terremoto de militares
Luego del terremoto de Haití miles de soldados estadounidenses ocuparon las calles. Foto: Telesur.
En enero de 2010 un potente terremoto causó la muerte de más de 222 mil haitianos. El desastre conmocionó al mundo. Desde Estados Unidos llegó también la “ayuda humanitaria”, pero junto a ella arribaron al país varios miles de soldados para “controlar las operaciones de distribución”.
Jean Edmond Paul, un hatiano de 39 años, le contó a la revista Supuesto Negado, su experiencia para recibir la asistencia de los soldados norteamericanos.
“La ayuda humanitaria a Haití era una fachada, pues lo primero fue que mandaron una comida intoxicada, que además le dieron al pueblo como a animales, la tenían en camiones, tenían a la gente corriendo tras ellos y se la lanzaban al pueblo que se golpeaban unos con otros”, recuerda.
Por su parte, de acuerdo a un artículo publicado por Equal Times, de los 1.38 mil millones de dólares destinados por Washington para la reconstrucción, “solo el 0,9% ha ido a parar directamente a organizaciones haitianas, mientras que el 56,6% ha acabado en los bolsillos de empresas ubicadas en el cinturón industrial entre Washington D.C., Virginia y Maryland”.
Otro estudio similar, divulgado por Misión Verdad, afirma que el 0.6 por ciento del dinero entregado por donantes internacionales se empleó en las organizaciones haitianas. “Otro 9.6% terminó en manos del gobierno haitiano. El 89,8% restante, o sea 5 mil 400 millones de dólares, fue canalizado a organizaciones no haitianas”.
Libia 2011: Un país dividido en clanes
Los grupos fundamentalistas tuvieron un ascenso en Libia. Foto: BBC
La bandera de la violación de derechos humanos y la crisis humanitaria fue la justificación más extendida para que tropas de la OTAN entraran en Libia en marzo de 2011. Con Estados Unidos a la cabeza, la coalición de países arrasó las principales ciudades del país y destruyó la base económica de la nación.
De hecho, en 2018 la ONU reconoció que a inicios del siglo Libia se encontraba entre los países con el índice de Desarrollo Humano más alto en el continente africano. Ocho años después de la intervención humanitaria la nación solo conoce el caos.
Luego todo ha sido guerra civil y pugna entre grupos por garantizar el poder. Los videos sobre la captura y el asesinato del presidente Muamar Al Gadafi todavía impresionan.
Junto a un reconocido tráfico de esclavos y redes de explotación sexual, se suman una explosión de migrantes que pretenden llegar a Europa y la destrucción de millares de viviendas por los bombardeos. De acuerdo a un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), citado por El Internacional, al menos unos 200 mil habitantes han sido desplazados producto de la intervención y posterior guerra civil.
De acuerdo a un reporte citado por Rusia Today, “ahora hay tres gobiernos rivales compitiendo por el poder en el país junto con varias milicias, contrabandistas y otros grupos armados diversos”.
Siria 2014: El obstáculo de la “ayuda”
Siria enfrenta el reto de la reconstrucción del país. Foto: HispanTV
Estados Unidos intervino en Siria en 2014 bajo el pretexto de apoyar a los grupos rebeldes contra el presidente Bashar Al Asad y para impulsar la ofensiva contra el Estado Islámico. Desde entonces, los constantes bombardeos y las acciones armadas han provocado muerte y habituales roces con las fuerzas rusas presentes en el territorio.
Aunque en 2018 Estados Unidos inició su retirada del país, dejó tras de sí un amplio sistema creado para mantener una “ayuda humanitaria” a la sociedad civil. Sin embargo, en más de una ocasión tanto las fuerzas leales a Al Asad como el alto mando ruso han acusado a los estadounidenses de causar una catástrofe en varias regiones del país e impedir la distribución de la ayuda.
En un panorama donde cada día las tropas de Damasco avanzan sobre el Estado Islámico y los rebeldes, el argumento de la ayuda humanitaria parece más un pretexto para asegurar ciertas posiciones estratégicas sobre el terreno, mantener la inestabilidad política e impedir el avance ruso contra el terrorismo.
La guerra en Siria ha dejado más de medio millón de muertos. Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 11 millones de sirios fueron desplazados, entre ellos seis millones internamente y cinco millones en otros países.
Yemen 2015: Con una mano doy y con la otra quito
Yemen enfrenta una de las hambrunas más prolongadas del último medio siglo. Foto: HispanTV
Desde septiembre de 2014 la República de Yemen vive una confrontación militar entre las fuerzas gubernamentales y las tropas rebeldes del movimiento Al Houthi. Apenas medio año después una coalición de nueve países árabes liderados por Arabia Saudita, tomó parte en las confrontaciones e impulsa una ofensiva contra los grupos rebeldes. Estados Unidos, Francia y Reino Unido brindan asesoramiento logístico y de inteligencia, aunque también existen reportes sobre sus incursiones aéreas en territorio yemení.
En ese escenario hizo su entrada el proyecto estadounidense de brindar “ayuda humanitaria” a Yemen. De acuerdo a un informe publicado el pasado 9 de febrero por Share America, hasta el momento Estados Unidos ha destinado 1300 millones de dólares a ese propósito.
Noble causa, salvo porque el documento obvia que países como Egipto y Jordania —dos de las naciones integrantes de la coalición— reciben en conjunto más de 2 mil millones de dólares en “ayuda financiera”. Entonces, mientras por una cuenta entra dinero para una supuesta asistencia a la población, por otra ingresan los recursos necesarios para sostener los bombardeos.
Y junto a ello, olvida también el largo asedio que Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí sostienen contra la ciudad de Hodeidah, el sitio que garantiza la entrada al país del 90 por ciento de los productos básicos para los habitantes del norte del país. En todo ese tiempo, aviones y barcos estadounidenses contribuyen activamente para sostener el bloqueo marítimo y aéreo contra la región atacada.
Ya sea en Yemen, Siria, Iraq o Haití, los propósitos siempre han sido los mismos. El control geoestratégico o de los recursos económicos, el mantenimiento de la inestabilidad política y la imposición de gobiernos más afines al Pentágono, parecen líneas de trabajo inviolables para las sucesivas administraciones estadounidenses. Y en un contexto así, conocer la historia, asumir posturas activas frente a los discursos manipuladores o mesiánicos, es también una manera de preservar la paz.
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