Fidel y Chávez, hermanados en el rescate de cuatro cubanos
Chávez recorre zonas afectadas por inundaciones. Foto: Orlando Durán. |
Fuente, Cuba Debate
El helicóptero de la Guardia Nacional Bolivariana despegó del aeropuerto de Higuerote, ubicado en la ciudad de Sabana de Oro en el estado de Miranda, a 120 kilómetros de Caracas.
En la nave viajaban, además de la tripulación, cuatro trabajadores de la salud de Cuba –dos médicos y dos enfermeros—con la misión de socorrer a familias incomunicadas por las inundaciones, ocurridas entre noviembre y diciembre de 2010.
Los doctores Elder Hernández Pérez y Georvis González Nuñez y los licenciados en enfermería Gilberto Valdés Muñoz y Yosbel Hernández Comendador, ambos de la provincia de Camagüey, sabían que iban a vivir en condiciones de campaña a una altura que sobrepasaba los 700 metros sobre el nivel del mar, en plena selva.
En un primer intento el helicóptero no pudo descender en el sitio escogido inicialmente, el punto donde debía aterrizar estaba inundado, y los caminos obstruidos o derribados.
Narra Gilberto Valdés, quien actualmente labora en el Sistema Integrado de Urgencia Médica (SIUM) en Camagüey, que la decisión fue seguir y posarse en el lugar conocido por Boca de Paira, en la punta de una loma, en la selva “como dicen los venezolanos en puro monte culebra”.
La solidaridad fue recíproca
“Allí nos acogió una comunidad de alrededor de 30 familias afectadas, que llevaban días sin asistencia médica. Desde que llegamos, el líder del grupo nos acogió y convocó a todos los vecinos a relacionarse con nosotros.
“Íbamos por cuarenta y ocho horas. Ese mismo día los atendimos a todos, se les puso tratamiento y no eran grandes los problemas. El local que nos brindaron era el de una escuela abandonada, sin ventanas ni paredes, trajeron hamacas y por la noche facilitaron una plantica que utilizamos para darle carga los teléfonos”.
Estando en Boca de Paira es que los cooperantes se dan cuenta que no tienen comunicación telefónica, porque los móviles no eran compatibles con el lugar.
¿Cómo les volvió el alma al cuerpo?
“Eso fue espectacular. Nosotros estábamos acostumbrados al eco de helicópteros rusos con un sonido potente. Los sentíamos a gran altura accionando en otras zonas, pero no teníamos comunicación con ellos.
“Salimos fuera del local y los vecinos arrancaron tejas de zinc que brillaban para hacerle señales. Dijimos: ahora sí nos vamos, habían pasado cinco días. El alimento escaseaba y el líder de la comunidad le asignó a cada familia la responsabilidad del desayuno, el almuerzo y de la comida de nosotros.
“Los vecinos venían temprano a acompañarnos y al empezar a oscurecer se marchaban.
“En realidad la nave de gran porte no pudo aterrizar, aun cuando los vecinos trataron de despejar parte de la maleza, fue imposible. La buena nueva apareció. Una señora familia de uno de los habitantes del lugar dijo tener un celular que funcionaba, pero que necesitaba subir a un lugar de mayor altura. Los cubanos elaboraron un mensaje a la jefatura de la misión a la que se subordinaban y poco después aparecía el helicóptero que los había llevado.
“Los habitantes de Boca de Paira ayudaron a llevar algunas pertenencias del personal de la salud hasta el helicóptero en medio de la alegría, y al mismo tiempo, con signos de tristeza”, narra Gilberto.
Nuevas emociones se apoderan de los cooperantes
Cuando la nave de la Guardia Nacional Bolivariana llegó a la cabeza de la pista estaban a la espera el jefe de la misión médica en el Estado y la secretaria del Partido.
No les dio tiempo a bajar los equipajes y medicamentos no utilizados; un pelotón de soldados fue al encuentro de ellos, mientras un hombre con un pitusa y un pullover rojo corría a alcanzarlos. ¿Quién era? El ministro de justicia y de orden interior del gobierno de Hugo Chávez; Tareck El Aissani.
En su testimonio el enfermero camagüeyano aseguró: “Se acercó a nosotros, nos abrazó, preguntó cómo estábamos y nos llevó para el salón de protocolo del aeropuerto. Junto a él estaba el jefe de la Fuerza Armada Venezolana y el ministro de alimentos, porque en ese aeropuerto se operaba la atención a los pobladores de toda esa región”.
Allí había un televisor. En ese momento suena el teléfono de Tareck y era Chávez, quien fue visualizado por las cámaras de TeleSur durante un recorrido por las calles de las zonas afectadas de Caracas.
Tareck le dice: “’Aquí están, sin ningún tipo de problemas, ahora se los paso’. Nos impresionamos tanto que no queríamos creer que estábamos hablando con Chávez. Él se preocupó por cada uno de nosotros.
“Utilizó palabras jocosas; de que si no nos habíamos ablandado. Le dijimos que estábamos bien y dispuestos a volver si hacía falta. Se impresionó con esa respuesta”.
Comenta el entrevistado que minutos después estuvieron al habla con Rogelio Polanco, embajador de Cuba en Venezuela. “Se interesó cómo estábamos porque tenía que dar respuesta inmediatamente al Comandante en Jefe Fidel Castro”. En reciente contacto de Adelante por correo electrónico el diplomático recordó pasajes del hecho.
Les facilitaron llamar a Cuba y Gilbertico, como se le conoce en el medio familiar al enfermero, habló en Camagüey con Elita, la madre, quien fue la primera en descolgar el teléfono. Ella sabía del viaje a esa zona y la posibilidad quizás de no poder comunicarse diariamente como lo hacía por correo electrónico desde su móvil.
A más de seis años de aquellos inolvidables días trae al presente la conversación con la mamá. Ella le dijo: “Estábamos preocupados porque Chávez salió diciendo que había cuatro trabajadores de la salud cubanos incomunicados, desaparecidos y que estaban buscándolos”. El hijo respondió: “No te preocupes, uno de ellos era yo. Tranquila, todo está bien”.
“El hecho de hablar con Chávez y conocer de que Fidel estuvo al tanto de nosotros me marcó, resulta inolvidable. Es como yo le decía a mi papá que estuvo en Angola y en Etiopía durante las guerras y tiene anécdotas que contar.
“Hoy yo tengo la oportunidad de haber cumplido una misión y tener cosas que contar a mis hijos, a mis nietos cuando los tenga, a mi familia”.
Gilberto Valdés nos dice que Tareck le comentó que Chávez le había ordenado que debían estar en tierra firme antes del miércoles 8 de diciembre a las 11:00 am, porque el Comandante en Jefe le pidió que estuviéramos a salvo a las doce meridiano.
Fue una historia bonita, una vivencia inolvidable, estos cuatro hombres pasaron sus aprietos, pero regresaron bien, con el aliento de saber que los dos gigantes del humanismo de estos tiempos: Fidel y Chávez, se mantuvieron hermanados hasta materializar el rescate.
Encerrar en un cuatro las respuestas de Roberto López, actual viceministro de Comercio Exterior y quien fuera jefe de las misiones cubanas en Venezuela.
Recuerdos de aquella situación especial
Roberto López Hernández, Jefe de las Misiones Cubanas en Venezuela, 2009-2013:
“Fueron tiempos difíciles, las inundaciones proliferaban por todo el país. Ante esta situación tomamos medidas con respecto a la protección de nuestros colaboradores pero a su vez cumpliendo indicaciones del General de Ejército Raúl Castro Ruz y de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, brindamos todo el apoyo al gobierno bolivariano en las áreas inundadas, los refugios se reforzaban con médicos y otros especialistas, en las áreas más afectadas aportamos estrategias para enfrentar la situación, aplicando las experiencias que teníamos en Cuba en el enfrentamiento a los diferentes eventos naturales que nos afectan.
“La actitud de nuestros colaboradores fue intachable, al final de esta etapa fueron condecorados con un sello los colaboradores más destacados y los colectivos con placas entregadas por el gobierno.
“Recuerdo que en medio de aquella batalla recibo una llamada de Tareck El Aissami en aquel momento Ministro de Justicia y Orden Interior, me explica la situación de algunas zonas inundadas que se habían incomunicado y la necesidad de enviar algún personal de salud y que teniendo en cuenta la situación debía ser personal calificado y con total disposición (me quiso decir que debían ser colaboradores cubanos).
“En ese momento realicé las coordinaciones con la Misión Médica Cubana y se seleccionaron los 4 compañeros a los cuales se les explicó lo importante de la misión y los riesgos que ello entrañaba, la disposición fue total. Hablé telefónicamente con los muchachos e informamos a la máxima dirección de la Revolución y al Presidente Chávez.
“Como era una acción riesgosa pues había que dejar a los colaboradores en una zona intrincada, sin comunicación, casi de supervivencia, fue considerado una acción heroica a lo cual el Presidente Chávez dio total seguimiento a través de Tareck y ponía de ejemplo en cada intervención que hacía.
“Nuestro Comandante en Jefe dio seguimiento personal a este acontecimiento y en esa comunicación detallada entre Chávez y Fidel abordaron el tema.
“Ambos dieron seguimiento y se preocuparon por la situación de los colaboradores y Chávez pasado unos días dio indicación para que recogieran a los colaboradores los cuales regresaron con una alta disposición y dispuesto a seguir la batalla. Al final fueron reconocidos los cuatro y está catalogado el hecho dentro de tantas muestras de heroísmo y altruismo de nuestros colaboradores en el hermano país, como uno de los actos más relevantes, heroicos y solidario de la colaboración cubana en Venezuela.
“Sobre este asunto mantuvimos comunicación permanente con Tareck El Aissami y varias llamadas telefónicas con el Presidente Chávez como parte del seguimiento al hecho.
“Con los colaboradores no tuvimos comunicación hasta su regreso”.
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