God, please, bless America!
By Michael L. Winston
Fuente, https://miradasencontradas.wordpress.com/
Estados Unidos vive políticamente un caos interno que no parece tener fin. La Administración Trump, cuestionada desde su génesis por supuestos nexos con el Kremlin, nada contra la corriente como salmón pequeño y despavorido. Esta república federal constitucional se ha convertido en una nación libertaria, en la que continúan apareciendo nuevas revelaciones en contra del Mandatario neoyorkino. Al parecer aliados del Congreso y Senado aparentan jugar el rol de darle la espalda en tal crucial etapa al mandamás buscando un beneficio propio. La Apocalipsis final es inminente.
Las pesquisas realizadas por el FBI demuestran por el momento que un “RussiaGate” es latente dentro del Ejecutivo. Senadores de la talla de Chris Van Hollen (D-MD) y Marco Rubio (R-FL) avalan la continuidad de las investigaciones. Su interés mediato, corroborar con hechos y evidencias sólidas de una injerencia rusa mediante un “draft law case” presentado al Congreso como punta de lanza para aniquilar al Mister US President # 45. Precisamente el US President # 45, es acusado por ambos políticos de obtener beneficios electorales en 2016 por mediación de régimen postsoviético.
Según un artículo del colega Alex Daugherty, ambos se encuentran esperando a que la Comisión Selecta del Senado sobre Inteligencia emita recomendaciones de seguridad específicas sobre elecciones antes de apoyar formalmente un proyecto de ley relacionado con la interferencia rusa en las elecciones.
Pero, ¿qué puede haber detrás de este entramado político? ¿Cuáles podrían ser los trasfondos de estas justas y, hasta cierto punto, enfocadas acciones del Senado norteamericano? Sin duda, se reviven las etapas de Cold War y alguien desea ser el afortunado vaquero-actor que un día obtuvo la Presidencia de EE.UU. Para los entendidos de la materia, Marco Rubio se abalanza como principal contendiente hacia la presidencia, pero para esto necesita desgastar a su principal contrincante, Donald Trump.
Rubio, ha mostrado no importarle cambiar de bando, incluso ser leal al “fuego amigo”. Sus intenciones de atacar al Kremlin, mediante el Congreso, implican ganarse espacios en una contienda abierta y agresiva, en la cual expertos vaticinan la posibilidad de una conversación del senador floridano al mejor estilo “kafkiano” llegando en 2020 al Partido Demócrata. Ello implicaría repetir de forma exitosa el ciclo de Reagan, copiando su fórmula.
Trump, quien entendió poco de ajedrez en su vida, sería vencido por un Jaque Mate congresional en menos de 5 jugadas. Hoy, camina precipitado por un tablero, sin caballos y alfiles que lo defiendan. Los peones reales que lo acompañan traicionarán su bando. En el caso de Marco Rubio dejará de ser un peón rey, aspirando a coronarse y ya ha rehusado a continuar las órdenes de quien impere, logrará consumar su sueño, al menos volverá a postularse como candidato a la presidencia con mayores posibilidades de triunfo. En el 2020 si logra sacar del juego a Trump, si no, su corta edad le ayuda a esperar hasta el 2024.
Cuando llegue el momento viviremos una etapa de crisis en EE.UU. Las minorías sociales serán sometidas al maltrato de una clase poderosa que se fraguará con lo más bajo del sentimiento nacionalista americano. Se perseguirán artistas, intelectuales, negros, descendientes de judíos y mujeres. Revivirá el “mccarthismo” y se intensificará la xenofobia, la lucha contra el mundo árabe y occidente. Todo ello será dirigido desde la Casa Blanca si triunfase como presidente un individuo como este de origen confuso. En estas fechas solo podré pedir a mi señor “God, please, bless America”!
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