APNEA

Por Miguel Cruz Suárez

El autor es cubano, colaborador de los periódicos Granma y Juventud Rebelde.

El cartel colgado en la puerta los sorprendió, el anuncio era contundente, inesperado, tétrico. NO CELULARES. Después vino la muchacha con la cesta de plástico y con toda gentileza les indicó poner allí los aparatos. Dejaron caer los equipos con indecisión, casi con miedo, como si fueran a lanzarlos por los bordes de un abismo.

Adentro había animación, opciones, diversiones variadas y una heladería. Pasaron dos o tres horas, ellos no sabrían decir cuánto tiempo, al final tomaron  unas bolas gigantes de chocolate y almendras en el más profundo silencio. Terminaron el recorrido y nerviosos se fueron a la entrada; temblorosos, con la respiración agitada, como si hubiesen estado debajo del agua a punto de ahogarse.
Con urgencia se aferraron a los teléfonos recién devueltos.Uno se acomodó en el piso, la otra sobre una piedra y prendieron sus chat:
EL – Hola te gustó el paseo????
ELLA – UFFFF Genial, lástima tanto tiempo sin comunicarnos,jajaja.

LA BICICLETA

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