La CELAC debe reemplazar a la OEA


Por Patricio Montesinos/LA HOJA RD  

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un mecanismo de concertación autóctono de la Patria Grande, debería reemplazar a la vieja y manipulada por Washington Organización de Estados Americanos (OEA), que solo ha servido a lo largo de la historia a los intereses de las administraciones de la Casa Blanca, y desde siempre ha alentado los golpes de Estado y los conflictos en la región.

A diferencia de la OEA, la CELAC nació para promover la unidad y la paz en Nuestra América a través del dialogo, independientemente de las diferencias políticas de los gobiernos de los 33 países que la integran.

Por supuesto que Estados Unidos no forma parte de esa comunidad de naciones independientes, motivo por el cual ha tratado de destruirla desde su creación, y la OEA y su secretario general, Luis Almagro, han sido el instrumento y la marioneta, respectivamente, de Washington para conseguir ese objetivo.

El “ministerio de colonias yanqui”, como bien la bautizó el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, a la organización que hoy encabeza Almagro, ha sido y es la punta de lanza contra los gobiernos progresistas de la Patria Grande, animadora de los golpes de Estado, como el perpetrado más recientemente en Bolivia, y defensora de regímenes dictatoriales instaurados en diferentes países.

La OEA se ha prestado para fraudes electorales, agresiones continuas contra gobiernos como el de Venezuela, Nicaragua y Cuba, mientras calla ante los crímenes y la represión que actualmente pululan contra diferentes pueblos de la América nuestra.

Es claramente una entidad hostil, que responde única y exclusivamente al conocido propósito hegemonista de Washington de que la Patria Grande tiene que ser eternamente su “patio trasero”.

La CELAC, en cambio, se creó sobre la base del respeto mutuo, el dialogo y la cooperación, y más que todo ello para evitar que Nuestra América, hoy convertida en un polvorín, termine siendo un escenario de guerra.

Este 8 de enero, tras México asumir la Presidencia Pro Tempore de la CELAC, ese mecanismo indispensable y legítimo, debe y puede revitalizarse con el apoyo de varios gobiernos, entre ellos el actual de Argentina, que abogan por la convivencia pacífica y la integración definitiva de la región.

Cuba, que albergó la II Cumbre de la CELAC en 2014, y en La Habana entonces se proclamó a Nuestra América Zona de Paz, ha expresado que deposita en México sus esperanzas del renacer de una América unida.

Analistas coinciden, por su parte, en que la CELAC, con ahora México a la cabeza, está llamada a reemplazar con urgencia a la OEA, responsable una vez más de las divergencias, conflictos y el complejo panorama que se vive hoy desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

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