“Palito de coco” como símbolo de la mística haitiana y de la generosidad dominicana

Doctor Glodel Mezilas
Experto en estudios latinoamericanos y Diplomático haitiano

DISTRITO FEDERAL, México.-Hace pocos días, se coloca en las redes sociales una música que lleva el título de la mercancía -dulce - de un joven vendedor haitiano en territorio dominicano: “Palito de coco”. Para vender sus dulces a los vecinos, este joven imagina una canción que se volvió la más famosa de la República Dominicana. Muchos grupos músicos muy conocidos del país, varios niños, jóvenes y adultos no dejan de disfrutar de esta música y de reproducirla. Incluso en las discotecas dominicanas, todo le mundo la canta y baila.


Primero, la fama de esta canción se realiza gracias a las redes sociales, fruto de la revolución de la comunicación y la información, lo cual lleva el sociólogo Manuel Castells a hablar de sociedad-red. Todo el mundo está ubicado en un mismo universo interconectado donde hay una comprensión del tiempo y espacio. Esto permite que lo que pasa en un lugar se conozca rápido en otro lugar, sin mucho tiempo.

Esta canción “palito de coco” que se conoce ahora a través de toda la Republica Dominicana no es un simple fenómeno musical, sino que tiene un profundo significado histórico, antropológico, político y social. Históricamente, la relación entre la música y el trabajo es parte del alma haitiana. En la época colonial, el baile, las canciones y las danzas fueron formas de resistir la miseria, la violencia, la dominación. La plantación colonial no fue solamente un espacio de dolor, de explotación, sino también de creatividad cultural, musical, religiosa.

El antropólogo francés Roger Bastide destaca que los esclavos trajeron en la colonia sus dioses, sus creencias. Han sido formas de enfrentar la demonización colonial. Dichas creencias se organizaron mediante el baile y la fiesta nocturna. La relevancia de la música ha sido reconocida por los amos, quienes dejaron bailar a los esclavos para poder mejor trabajar. [1] Lo cual deja ver que la música constituye una forma de vida y una estrategia para superar el dolor. “Palito de coco” entra sin duda en esta lógica cultural que los haitianos exportan a la Republica Dominicana. Este joven – que hasta ahora no se logra identificar ni ubicar – es el símbolo de la fuerza vital de la mística haitiana. De ahí, el significado antropológico de esta música que desarrollamos a continuación.

El antropólogo haitiano Jean Price Mars define a Haití como un pueblo que canta, baila y llora. Así es la situación de este joven. Bajo condiciones difíciles, canta y baila para engañar su pobreza y su condición social humillante.

El alma haitiana es un alma fuerte, mística y resistente. El dolor lo fortifica para entrar en comunicación con los dioses, los espíritus, las fuerzas del universo. No hay separación entre el mundo material y espiritual, divino y humano. Todo está en correlación y en movimiento. En la época colonial, el esclavo no tuvo problema para mezclar creencias y tradiciones diferentes para construir un universo religioso.

El significado de esta canción es que este joven cantante desconocido hasta ahora invita a superar las barreras entre pueblos hermanos. Su música “palito de coco” erige un puente entre los dos pueblos que comparten la isla y que están condenados a vivir en paz y en harmonía.

Su música es un canto de paz, de “dulce”, de esperanza. Invita asimismo a superar todas formas de racismo entre pueblos. El hecho de que toda la República Dominicana baila esta música demuestra la relevancia del arte para superar diferencias y oposiciones.

En Europa, tras el fin de la unidad espiritual debido a la Reforma y al derrumbe del orden político, por la revolución francesa, fue la música que ha hecho de nuevo la unidad europea en el siglo XIX. La música alemana reconstruyo esta unidad.

Por analogía, con esta canción, este pobre infeliz- como lo llaman en las redes sociales- invita a construir una unidad más allá de las fracturas imaginarias y sociales. Se trata de superar las ideas racistas que oponen los dos pueblos.

“Palito de coco” invita a rescatar el espíritu de los habitantes de la isla antes de la llegada de Cristóbal Colon. Durante esa época, la isla fue unida y se defendió contra el invasor europeo. Esta música busca rehacer la unidad de la isla por la mística del arte.

Con el cuchillo con el cual vende su dulce, el joven realiza una revolución estética que va más allá de los instrumentos músicos modernos. La sencillez de sus instrumentos muestra que no es difícil lograr un acuerdo entre los dos pueblos: haitiano y dominicano.

El pueblo dominicano ha sido muy generoso hacia Haití durante el terremoto. Fue la primera ayuda que llegó al país. Esto constituye algo inmemorable en la memoria nacional del país. Es otra forma de generosidad.

También, la generosidad del pueblo dominicano se manifiesta en la recepción de esta música “palito de coco”. La gran admiración muestra que el alma dominicana es generosa y reconoce el talento de este joven y lo pone al alcance de todos.

Se puede ver que niños y jóvenes gozan de esta música. Por esta admiración, manifiestan su solidaridad con los dominicanos de origen haitiano, que la sentencia del tribunal daña muy fuertemente. Es una repuesta cultural, musical a esta sentencia.

Por eso, invita las autoridades dominicanas a reconocer sus propios ciudadanos. El tribunal no puede negar la nacionalidad de sus propios ciudadanos. Es un acta criminal, racista, ilegal, anunciador – lo que no deseamos – de una limpieza étnica.

A nivel social, “Palito de coco” constituye un nuevo modus operandi para la convivencia entre los pueblos haitiano y dominicano. La música supera las fronteras sociales, étnicas y nacionales. El impacto de esta música en la gente es anunciador de un nuevo pacto social basado en la solidaridad, la fraternidad, la apertura, la generosidad, el mutuo respecto entre haitianos y dominicanos.

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